Logo Love Aragón

Experiencias singulares
con razón y corazón

360º de Vistas. Pico Tendeñera

Facebook
Twitter
LinkedIn
Email

Llega el buen tiempo. La temperatura sube y la nieve se va retirando poco a poco de las montañas. En los “tres miles” de nuestro Pirineo hasta bien entrado el verano todavía es necesario utilizar material invernal. Pero las montañas que rondan los 2.000 metros, tienen unas vistas que nada tienen que envidiar a un tres mil, están disponibles para realizar rutas maravillosas.

La primavera y el verano son estaciones ideales para realizar excursiones de media jornada siempre preparando la ruta y al grupo previamente, por supuesto.

Un equipazo compuesto de chicas y chicos (lapayones, panticutos y zaragozanos) decidimos hacer una ruta maravillosa y ascender al Pico Tendeñera (2.850 m).

Se puede acceder a este pico desde varios lugares: Bujaruelo por el Valle de Otal , desde Gavín o Yésero. O desde el Valle de la Ripera, uno de los más bonitos del Pirineo aragonés que es el que elegimos nosotros.

Una montaña de tonos grisáceos y marrones que teníamos muchas ganas de ascender nos estaba esperando.

Dirección al ibón de Sabocos y La Ripera. El camino perfectamente marcado, gana altura poco a poco, pasando por las laderas de la Peña del Saso, entre bosques de cuento. Llegamos al valle de la Ripera (con su refugio a la izquierda).

Llegamos al collado de Tendeñera. A los 2200 metros encontramos algo de nieve sin dificultar para nada nuestro camino. Ante nosotros aparece una panorámica preciosa:  Ordesa, con el Taillón en primer plano. E valle de Otal, y la cresta que separa los valles de Otal y Ordiso.

Llegamos a la cima donde vemos ese ambiente increíble de alta montaña, con unas vistas de 360 º maravillosas: la cresta de Tendeñera, escarpada y espectacular, con el Pico Otal como protagonista… Ordesa con las Tres Sorores, Vignemale, 3000s de Panticosa, Midi d’ Ossau, Telera, Collarada, Bisaurín, Guara, Peña Montañesa, Cotiella…

El esfuerzo en la subida es largo y duro, pero la recompensa es exponencial.

Tras disfrutar un ratito inmortalizando la cima, ponemos rumbo a Panticosa. 

Y como en cualquier ruta que se precie, la gastronomía e hidratación se convierte en compañera inseparable, decidimos finalizar nuestro recorrido en el Camping de Panticosa, entre aperitivos, amigos, charradas… con finales más que felices.

¡EN MARCHA! 

Fotos: Love Aragón

Autora: Mercedes Arruebo @mercedesarruebo

Últimas publicaciones

¿Quieres ver todos los artículos?