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Cosas que hacer en Panticosa (II)

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Hace unos días compartimos con todos vosotros nuestras recomendaciones en Panticosa.

Fue la primera parte y aquí están las demás sugerencias, aunque cabrían otras muchas porque las opciones son infinitas. Dependerá de vuestros gustos, preferencias y disponibilidades. Un lugar tan querido como es éste bien merece una serie de pistas para que disfrutéis más -si cabe- vuestra estancia. Tomad nota y no olvidéis las cinco anteriores. Esto sí que es un perfect ten.

6.- Subir al balneario

Tan sólo son ocho kilómetros de distancia por una carretera que acumula más curvas y giros que el Dragón Khan. Es necesario invertir unos minutos de disfrute -y de conducción prudente- para, por fín, ta-ta-chan, llegar a uno de esos lugares inevitables de nuestra comunidad: el Balneario de Panticosa. En invierno nosotros aprovechamos la estación de esquí nórdico y también nos hacemos el circuito de las Termas de Tiberio porque, simplemente, es maravilloso. Maravilloso, reconfortante, placentero… llamadlo como queráis. Si tenéis que hacer noche el Hotel Continental superará cualquiera de vuestras expectativas -atención al desayuno… no puede estar mejor-. En verano es un buen campo base para subir a ibones (Bachimaña, Ordicuso, Brazatos…) o simplemente para relajarse junto a las aguas del lago. Es un rincón que todavía es capaz de transportarte a aquellas décadas del siglo XIX, cuando su esplendor lo convirtió en un referente a nivel europeo. Hoy está como nunca y es uno de los imprescindibles de Panticosa.

 

7.- Hacer de minero hambriento

A Vieja Mina es el bar- restaurante de los hermanos Morlans. Además del hotel regentan este chulísimo y abarrotado garito en el que residentes y gentes de paso coinciden a la hora del vermú y a media tarde. Muy concurrido, está ambientado con mucho gusto y, de verdad, parece que desciendes bajo tierra. No le faltan detalles. Lo que ocurre es que en lugar de bajar para hacer extracciones lo que se tercia es picar, brindar y disfrutar. ¿Con un vino y unas tapas podríamos conformarnos?. Pues sí, pero no somos conformistas. Abrid el apetito con un tentempié ligero en la barra si queréis pero os recomendamos que pilléis mesa y probéis algunas de las especialidades de la carta. Las hamburguesas son nuestra devoción, dicho queda. Como punto de encuentro que es suele haber mucho ambiente y por eso no podía faltar en esta lista.

 

8.- Darse un paseo sin paliza

Sendas hay muchas en el entorno de Panticosa, naturalmente. En la anterior entrega os recomendamos subir al mirador de Peña Medio pero hoy, sin embargo, os planteamos una circular alucinante que baja a el Pueyo de Jaca por el camino de Las Palizas y sube por el de la Acequia. Resulta cómodo, precioso y apto para cualquier familia. Ahora bien, tened cuidado en el tramo de la cadena, que es un paso ligeramente expuesto pero salvo eso es una ruta maravillosa. Si queréis evitar esa zona podéis regresar a Panticosa por el camino tradicional que parte de la plaza y así el riesgo se minimiza por completo. En un par de horitas muy pero que muy suaves os habréis dado un paseo fascinante… porque tiene de todo.

 

9.- Piscineo premium

Que quede clara una cosa: las mejores piscinas del mundo mundial están en Panticosa. O al menos nosotros no hemos encontrado ningunas que las superen. Bañarte en agua templadita -que para nada se parece a las heladoras de ríos y barrancos pirenaicos- es un auténtico placer. Y de las vistas ni hablamos. Mejor que lo experimentéis vosotros mismos y que le saquéis partido a la toalla, al baño y al relax absoluto. No hay muchas sombras, cosa que algunos agradeceréis, pero es un lugar en el que te acomodas con facilidad y, vaya, que le tenemos mucho cariño. Una mañana de piscina en un lugar como ese puede convertirse en un capricho accesible y placentero. De verdad, os recomendamos encarecidamente que os deis un chapuzón y os sequéis al sol contemplando un paisaje que no todos los días se ve.

 

10.- Telecabina en verano

Hace años que la telecabina de la estación de esquí también funciona durante los meses estivales. De hecho, ya desde las primeras temporadas llegó a convertirse en uno de los principales reclamos de la Panticosa veraniega. Está genial, qué queréis que os digamos. Durante 15 minutos subes y subes hasta los 1.900 metros y solamente por llegar hasta allí compensa. Pero claro, si haces alguna excursión -los ibones de Sabocos y Asnos son las más frecuentadas- o si te tiras a la bartola a disfrutar de semejante paisaje pues recompensa mucho más. Es una opción para hacer, sobre todo, en familia. No pueden ponérnoslo más fácil para pasar un día de picnic y altura sin esfuerzo alguno. Y si alguien quiere practicar descensos en DH que sepa que las bicis también suben en la telecabina.

 

La propiedad de las imágenes son: Turismo  de Aragón, Balneario de Panticosa, valledetena.com, Aramón formigal- Panticosa y Love Aragón

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